martes, 7 de junio de 2016

LECTURA DE ILLUMINATUS: SEMANA 26

Lectura de Illuminatus semana 26

Por Mazzu

Trilogía Illuminatus

(Desde la página 287 a la 297)



George Dorn escapa al desastre de la mansión Drake y se vuelve a reunir con Hagbard Celine y su grupo en el Lief Erikson; en otra línea temporal, Joe Malik realiza el primer experimento con la droga neofílica AUM; en el ‘presente’ Peter Jackson intenta continuar con la revista Confrontación después del atentado con explosivos en sus oficinas...

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Al mejor estilo del desgraciado protagonista de un cuento lovecraftiano, Robert Putney Drake documenta sus últimos momentos en este mundo escribiendo frenéticamente en un diario con los pocos jirones de cordura que le restan (sobre su muerte pueden leer en la entrada anterior):

¡Puedo escucharlos! Los mismos sonidos recogidos por Poe y Lovecraft: ¡Tekeli-li, tekeli-li! (pág. 287)

El grito “¡Tekeli-li!” aparece por primera vez en Las Aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe, y es tomado en préstamo por H.P. Lovecraft para su novela corta En las Montañas de la Locura, donde se lo atribuye a los Shoggoths:

De pronto se oyó un sonido que nos hizo olvidar nuestros proyectos anteriores, y, rompiendo aquel sortilegio maléfico, nos hizo correr locamente a lo largo de los megalíticos túneles, llegar a la torre circular y subir rápida y automáticamente por la rampa hasta encontrar al fin el aire y la luz del día.

Aquel nuevo sonido (...) Tenía ciertamente una curiosa semejanza con los silbidos del viento en las cavernas. (...) Naturalmente, nuestra interpretación tenía como base lecturas comunes, pero Danforth había sugerido una vez que Poe había debido recurrir a unas fuentes muy poco conocidas cuando estaba escribiendo Las Aventuras de Arthur Gordon Pym. Se recordará que en esa fantástica narración hay una palabra de significado desconocido, pero prodigiosa y terrible, y que gritan las aves gigantes, blancas como espectros, de aquellas malignas regiones antárticas: ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!. Esto, debo admitirlo, es lo que creímos oír en aquel grito que venía desde esa niebla blanca. (...)

De nuevo volvió a oírse el grito sobrenatural: ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!. Y al fin recordamos que los shoggoths, habiendo recibido de los Antiguos vista, pensamientos y órganos plásticos, no tenían tampoco otra voz que las de sus amos desaparecidos.



Ambas novelas transcurren en la Antártida, por supuesto. En Las Aventuras de Arthur Gordon Pym Poe no explica qué significa aquella exclamación, pero lo relaciona con el terror:

«¡Tekeli-li!» era el grito de los naturales de Tsalal atemorizados delante del cadáver del animal «blanco» recogido en el mar. «¡Tekeli-li!» era también la exclamación de terror del salvaje cautivo al ver las camisas y el pañuelo «blanco» y el grito de las aves gigantescas «blancas» que salían de la cortina «blanca» de vapor extendida sobre el horizonte.

Este “terror a la blancura” nos recuerda también lo que decíamos en la entrada anterior sobre la muerte de Robert Putney Drake, donde Wilson y Shea fundían El Morador de las Tinieblas de H.P.L. con Moby Dick de Herman Melville:

Blanco, vacío Blanco. El ojo de Ahab. (...) Los relámpagos parecían oscuridad, y la oscuridad parecía luz (...) Veo que la blancura de la blancura es negra

También blanca es la piel de la misteriosa aparición al final de Las Aventuras de Arthur Gordon Pym:

Las tinieblas eran más densas y nos iluminaba únicamente la claridad de las aguas en las que se reflejaba la blanca cortina extendida delante de nosotros. Una multitud de aves gigantescas, de una blancura lívida, volaban detrás del singular velo, y huían al vernos, gritando «¡Tekeli-li! » (...) Y entonces nos precipitamos en las entrañas de la catarata, donde se abrió una sima como para recibirnos. Pero he aquí que en nuestro camino se alzó una figura humana, velada, de proporciones mucho mayores que las de ningún habitante de la tierra. Y el color de la piel de aquel hombre era más blanco que la nieve.



Eso es todo, así termina el relato en primera persona de Pym. Después hay una explicación breve diciendo, desde la voz del editor, que Pym había fallecido sin escribir el final de la historia, y muy poco más. Mucho se ha hablado sobre este final abrupto: la mayoría de los análisis concuerda en que la enorme figura velada blanca es una representación de la muerte; otra explicación – que me interesa más – alega que la “sima que se abre” para recibir a la embarcación era, ni más ni menos, la entrada polar a la Tierra Hueca, y que la figura gigantesca era uno de los habitantes del mundo interior. Si bien la teoría de la Tierra Hueca data del siglo XVIII, a comienzos del siglo XIX había recibido un nuevo impulso gracias al militar estadounidense John Cleves Symmes Jr., causando bastante controversia. Aunque el propio Symmes nunca escribió libros sobre el tema, varios de sus ‘discípulos’ publicaron trabajos sobre la Tierra Hueca. James McBride escribió La Teoría de las Esferas Concéntricas de Symmes en 1826, y Jeremiah Reynolds publicó un artículo en The American Quarterly Review en 1827, Observaciones Sobre la Teoría de Symmes. A mediados de la década de 1830, cuando Poe comenzó a escribir Las Aventuras de Arthur Gordon Pym (publicado finalmente en 1838), el tema de la Tierra Hueca todavía estaba muy en boga. Esta interpretación me parece atractiva... podría ser que Poe estuviera refiriéndose a la teoría de Symmes, ¿quién sabe? (Martín Agharta Díaz escribió sobre este tema en conexión con la novela de Wilson y Shea, ver en entrada de la Semana 19 bis)



Volviendo a Illuminatus, un poco más adelante, pero todavía en la página 287, Robert Putney Drake escribe:

Hay cosas peores que la muerte, vivisecciones del espíritu.

Analizar esa simple frase me hizo comprender mucho mejor al personaje de R.P.D. La primera parte, “hay cosas peores que la muerte”, es una cita de la película Drácula (1931), dirigida por Tod Browning y con Béla Lugosi en el papel del Conde.

“Morir, estar realmente muerto, debe ser glorioso... Hay cosas mucho peores que la muerte aguardando al hombre”



Robert Putney Drake parece anticiparse a su destino: no va a morir realmente, sino algo mucho peor; como dice la niña que enloquece después del incidente en la Mansión Drake: “él todavía está vivo adentro de esa cosa” (pág. 288); esto nos lleva al siguiente fragmento de la frase, y – para mí – el más revelador de la psicología del personaje: “vivisecciones del espíritu”. Esta es una cita de Friedrich Nietzsche en Más Allá del Bien y del Mal

Lo que disfrutaba el romano en el circo, el cristiano en los éxtasis de la cruz, el español ante las hogueras o en las corridas de toros, el japonés de hoy que se aglomera para ver la tragedia, el trabajador del suburbio de París que tiene nostalgia de revoluciones sangrientas, la wagneriana que «aguanta», con la voluntad en vilo, Tristán e Isolda, lo que todos esos disfrutan y aspiran a beber con un ardor misterioso son los brebajes aromáticos de la gran Circe llamada «Crueldad». En esto, desde luego, tenemos que ahuyentar de aquí a la psicología cretina de otro tiempo, que lo único que sabía enseñar acerca de la crueldad era que esta surge ante el espectáculo del sufrimiento ajeno: también en el sufrimiento propio, en el hacerse-sufrir-a-sí-mismo se da un goce amplio, amplísimo, y en todos los lugares en que el hombre se deja persuadir a la autonegación en el sentido religioso, o a la automutilación, como ocurre entre los fenicios y ascetas, o, en general, a la desensualización, desencarnación, contrición, al espasmo puritano de penitencia, a la vivisección de la conciencia y al pascaliano sacrifcio dell’intelletto, allí es secretamente atraído y empujado hacia adelante por su crueldad, por aquellos peligrosos estremecimientos de la crueldad vuelta contra nosotros mismos.

Aquí nos damos cuenta de que Drake traiciona a los Illuminati conscientemente para castigarse a sí mismo: “traicioné a mi país, a mi planeta, y peor aún, traicioné a Robert Putney Drake, el gigante de la psicología que asesiné cuando usé el secreto para adquirir poder, en vez de usarlo para curar” decía en la página 284; y en la 286: “¿Podría haber elegido alguna otra forma más agradable de suicidarme? La pregunta era retórica; Jung estaba en lo correcto con su Ley de los Opuestos. Hasta Freud lo supo: todos los sádicos, al final, se transforman en masoquistas”. Pero el masoquismo de Drake no termina con su muerte; como implica en sus citas a Drácula y a Nietzsche, él escogió autoflagelarse para el resto de la eternidad, en el que sería un equivalente lovecraftiano al tradicional infierno del cristianismo.

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En su trato con Hagbard Celine a cambio de las invaluables estatuas atlantes, la Mafia se había comprometido a ‘reventar’ a “veinticuatro agentes Illuminati” (pág. 218); en la página 289, George Dorn se entera del cumplimiento del trato por parte del Sindicato mientras mira la TV. Sin embargo, el conductor del noticiero dice que “la cifra de víctimas de esta modalidad de homicidios asciende a veintisiete” ¿quiénes eran, entonces, las tres víctimas restantes? Yo creo que eran Drake, Maldonado y Jung, que fueron asesinados (mediante Nyarlathotep) como reacción a la traición y ataque del Sindicato a los Illuminati. En el noticiero – por supuesto – no hacen distinción entre los miembros de un bando y el otro.

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En la página 291, ante el reproche de George – que había sido enviado a una misión en la que ‘casi lo matan’ – Hagbard responde “el miedo a la muerte es el comienzo de la esclavitud”; esta frase es una cita de un anarquista inglés poco conocido, Arthur Desmond.

Se cree que Arthur Desmond, bajo el seudónimo de Ragnar Redbeard, escribió Might Is Right, or The Survival of the Fittest (La Fuerza es el Derecho o la Supervivencia del Más Apto). De Wikipedia:

Publicado por primera vez en 1890, aboga en gran medida por la amoralidad, el consecuencialismo y el hedonismo psicológico. En La Fuerza es el Derecho, Redbeard rechaza las ideas convencionales sobre los derechos humanos y naturales y sostiene que sólo la fuerza o el poder físico pueden establecer el derecho moral (al estilo de Calicles o Trasímaco).

El historiador anarquista individualista James J. Martin lo llamó “sin duda una de las obras más incendiarias publicadas donde sea”. Esto se refiere al contenido controversial, como el punto de vista de que la debilidad debe ser odiada, y debido a la presencia fuerte y contundente del darwinismo social en el texto. También hay partes controversiales del libro que tienen que ver con la raza y las relaciones hombre-mujer, alegando que la mujer y la familia en su conjunto son “propiedad” del hombre.

En La Fuerza es el Derecho, Desmond resume su filosofía de la sociedad, la autoridad, el poder, la violencia y la religión. (...) Veía al cristianismo como la religión de los débiles. Las primeras líneas de La Fuerza es el Derecho “muerte al débil, abundancia al fuerte”, ilustran su creencia de que la debilidad justificaba la esclavitud y el odio.

Desmond era un defensor del darwinismo social y creía que la religión organizada era particularmente perjudicial para el crecimiento y la ambición personal. Sus puntos de vista sobre los derechos humanos inalienables es que eran totalmente inexistentes y describía a los derechos humanos como un “botín” del hombre conquistador y algo para ser disfrutado sólo cuando se ganaba.

Una teoría afirma que esta obra de Desmond en realidad era una sátira y que sus verdaderas creencias estaban más cerca de socialismo y de la revolución obrera.

Tal vez los autores incluyeron la cita para acentuar el supuesto “anarquismo de derecha” (según Simon Moon) de Hagbard; o, conociendo la teoría de que tal vez Might Is Right era una sátira, sumaron la cita para enfatizar el carácter trickster de Hagbard...

(¡Ah! Por cierto: Desmond murió el 23 de enero de 1929)

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El ‘Prater Paragranus’ aludido en el fragmento que lee George de Sexuality, Magic and Perversion, de Francis King, en realidad es ‘Frater Peregrinus’ – el error tipográfico estaba en el original y yo lo copié tal cual como estaba. Frater Peregrinus era el nombre de iniciado de Theodor Reuss, un ocultista tántrico, francmasón, y miembro fundador – junto a Carl Kellner – de la Ordo Templi Orientis, u O.T.O. A mediados de la década de 1890 (alrededor de la misma época en que comenzó a delinearse la O.T.O.), Reuss intentaba resucitar a la Orden de los Illuminati en Alemania, junto a Leopold Engel. A Kellner no le caía bien Engel, ni tampoco la idea del resurgimiento de la Orden de Weishaupt, aunque posteriormente la O.T.O. adoptaría la imaginería Illuminati para su grado VIIIº: ‘Pontífice Perfecto de los Illuminati’ y ‘Epopte de los Illuminati’. A principios del siglo XX varias órdenes fraternales afirmaron ser herederas de los Illuminati. La historia de la O.T.O. y su relación con la masonería, los Illuminati, el rosacrucismo, otras órdenes vinculadas, y Aleister Crowley – en esa época de ebullición esotérica – es muy interesante, pero a la vez compleja e intrincada; a quien le interese, puede leer un buen resumen en esta página.



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Del relativo “presente” – en el que George vuelve al submarino de Hagbard luego del pacto con el Sindicato, y después de enterarse por el noticiero de la ola de asesinatos (1975, o 1976, tal vez) – volvemos a otra línea de tiempo en el pasado, a 1970 (tal vez) donde Joe Malik está haciendo una primera prueba experimental con la droga neofílica AUM disimulada en un inocente jugo de tomate que él personalmente distribuye en la calle de manera gratuita en Chicago. Esta fue la exitosa prueba inicial, y los discordianos después doblarían la apuesta infiltrándose en una reunión de los KCUF, donde Joe y Simon condimentarían el ponche con AUM.



Otto Waterhouse – el policía que después será la mano derecha del Illuminatus Milo Flannagan – nos ubica temporalmente con algo que dice: “hace dos años una gavilla de hippies amenazó con echar LSD al suministro de agua de la ciudad”. Se refiere al famoso incidente de 1968, cuando el líder de los Yippies, Abbie Hoffmann, amenazó con echar LSD al suministro de agua de Chicago en el transcurso de las protestas contra la guerra de Vietnam durante la convención democrática de 1968; así que si lo del jugo de tomate fue “dos años después”, estaríamos hablando de 1970.

A lo largo de la novela, vamos viendo cómo afectó el AUM a distintos personajes; en la sección de esta semana vemos cómo funcionó en dos personajes bastante distintos: un conspiranoico ultraconservador llamado Harold Canvera, y el juez Calígula Bushman. El juez Bushman, recordemos, era el juez que había procesado a Simon Moon por los disturbios de la convención democrática de 1968 (ver pág. 158), y tenía fama de ser el juez más reaccionario y duro del circuito judicial de Chicago; era conocido con el apodo de King Kong por su severidad. El AUM lo hace cambiar, y RAW y Shea aprovechan este volantazo para entregarnos, a través de la boca del juez – ahora neófilo –, una de las mejores críticas que he leído contra la política internacional belicista e intervencionista del gobierno de los EE.UU., crítica que, a pesar de haber sido escrita hace más de 40 años, todavía es lamentablemente actual (pág. 293):

“¿Qué pensaría usted de un hombre que no solamente tuviera un arsenal en su casa, si no que, haciendo un enorme sacrificio financiero, estuviera recolectando un segundo arsenal para proteger al primero? ¿Qué diría si a su vez los vecinos de ese hombre, temerosos, coleccionaran armas para protegerse de él? ¿Y qué si este hombre gastara diez veces más dinero en su costoso armamento que en la educación de sus hijos? ¿Qué pensaría usted si uno de sus hijos criticara su hobby, y el hombre lo llamara traidor y vago, y lo desheredara? ¿Y qué si él tomara al hijo que siempre le obedeció fielmente, lo armara hasta los dientes y lo enviara al mundo a atacar a sus vecinos? ¿Qué diría de un hombre que envenenara el mismo aire que respira y el agua que bebe? ¿Qué tal si este hombre no solamente riñera con los vecinos de su cuadra, si no que se metiera en querellas ajenas en distintas partes de la ciudad, incluso en los suburbios alejados? Dicho sujeto sería claramente un esquizofrénico paranoico con tendencias homicidas. Ése es el hombre que debería ser procesado, y bajo nuestro iluminado sistema moderno de jurisprudencia, intentaríamos curarlo y rehabilitarlo en vez de simplemente castigarlo. (...) Desestimo el caso en varios niveles. El Estado, como entidad corporativa, es clínicamente insano, y es absolutamente inadmisible arrestar, procesar y encarcelar a aquellos que no estén de acuerdo con sus políticas. Pero a pesar de ser obvio para cualquier persona con sentido común, dudo que éste criterio cuadre dentro de nuestro juego jurisprudencial americano. También dictamino que el derecho a destruir propiedad gubernamental está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de los EEUU, por lo tanto, el delito con que se acusa a estas personas no es considerado como tal por la Constitución. Las propiedades estatales son propiedades del pueblo, y el derecho de cualquier persona a expresar disconformidad con su gobierno destruyendo propiedades gubernamentales es inviolable y no puede ser penado. (...) El Estado no existe en términos físicos, como una persona, sino que es una ficción legal. Una ficción legal es una forma de comunicación. Cualquier propiedad poseída por una forma de comunicación, es en sí una forma de comunicación también. El Gobierno es un mapa, y los papeles del gobierno son el mapa de un mapa. El medio, en este caso, es definitivamente el mensaje, como afirmaría cualquier semántico. Entonces, cualquier acción física dirigida contra una comunicación, debe ser considerada también una comunicación, el mapa del mapa de un mapa. Por lo tanto, la destrucción de propiedades gubernamentales está protegida por la Primera Enmienda. (...) Mi dictamen que los acusados no deben sufrir arresto. Caso cerrado”.



Harold Canvera parece ser el estereotipo del conspiranoico estadounidense: conservador puritano, derechista anticomunista, y patriota militarista. Canvera pertenecía a una organización patriótica conectada a los Relámpagos de Dios, la Pueblada Unida de Trabajadores Anticomunistas (P.U.T.A.), y se dedicaba a “grabar mensajes telefónicos contra los Illuminati, los comunistas, los socialistas, los liberales, los indiferentes y contra los republicanos insuficientemente conservadores” y a enviar panfletos a los interesados. Si Harold Canvera viviera hoy en día, es probable que tuviera un programa online vía podcast con sus despotriques. Sin embargo, su público telefónico no era el que él esperaba: “eran hippies de la Avenida Lincoln que lo llamaban cuando estaban colocados para experimentar lo que ellos llamaban ‘un viaje mental realmente extraño y loco’, (...) con su onda racista, xenófoba y anti-Illuminati” (pág. 295). El AUM lo cambia, y en la página 294 leemos:

Algunas de estas ideas nuevas y extrañas provenían de varios periódicos anarco-derechistas (subsidiados secretamente por Hagbard Celine) que Canvera había recibido misteriosamente hacía tres meses, pero que no había leído hasta después de ingerir el AUM. Dichas publicaciones habían sido enviadas por Simon Moon como una broma, con el remitente “Illuminati Internacional, nº 34 de Calle 68 Este, New York”, dirección del cuartel general del Consejo para las Relaciones Exteriores, considerado por los Birchers como un semillero Illuminati. (Y en la página 296) Canvera había recibido muchas bromas por correo: pornografía, panfletos rosacruces ilustrados con el dibujo de un ojo dentro de una pirámide, y cartas falsas de supuestos admiradores firmadas con nombres tales como Eldridge Cleaver, Fidel Castro, Anton Szandor LaVey o Juez Crater, todas fraguadas, por supuesto, por su audiencia de la Avenida Lincoln.



La acción de Simon de enviarle correspondencia extraña a Canvera, y con el remitente de los Illuminati, me suena a una referencia autobiográfica de Bob Wilson y los Discordianos; como cuenta Jesse Walker en United States of Paranoia:

[Robert Anton] Wilson asentó las instrucciones básicas para la Operación Jodementes en una nota enviada a varios amigos (incluyendo a [Paul] Krassner). Los participantes debían “hacer circular todos los rumores aportados por otros miembros” y debían “atribuir todas las calamidades nacionales, asesinatos o conspiraciones a los otros grupos”. Un gran riesgo, advirtió, es que “el Establishment podría ser lo suficientemente paranoico como para creer alguna leyenda loca iniciada por alguno de nosotros y luego arrestarnos a todos por haber matado a Abraham Lincoln”.

Así que enviaron una carta con membrete de los Illuminati bávaros a la Christian Anti-Communist Crusade (Cruzada Cristiana Anticomunista), sólo para confirmarles que “si, hemos tomado las riendas del negocio de la música rock. Pero ustedes todavía son tan ingenuos. Nos hicimos cargo del mundo de la música en 1800. Beethoven fue nuestro primer converso”. Robert Welch de la John Birch Society recibió una carta informándole que Gary Allen era un agente Illuminati. Cuando un jurado de Nueva Orleans se negó a condenar a uno de los hombres que Jim Garrison culpara por el asesinato de JFK, Art Kunkin, seguidor de Garrison y editor del periódico izquierdista Los Angeles Free Press, recibió una misiva de la “Orden del Angel Fénix” revelando que los miembros del jurado eran todos miembros de los Illuminati. El signo indicador, explicaba la carta, era que a todos ellos les faltaba el pezón izquierdo.

Esta acción discordiana se llama Jake, y Kerry Thornley la explica en la introducción de la 5ta edición del Principia Discordia:

Nuestro programa de divulgación se llama Correo Anormal Anerístico y el Viejo Sam lo define como “cosas raras enviadas por diversión a aquellos que siguen atrapados en la Región del Batacazo” – es decir, a los retrógrados. Cuando un pagano adorador del orden hace un comentario público especialmente poco inteligente, es probable que ese imbécil desprevenido reciba un Jake – una caja de correo completamente llena de cosas raras de parte de los Discordianos de todas partes, ese mismo día. “Para un máximo aprovechamiento” dice el Viejo Sam, “un buen Jake debe ser enviado como respuesta a una flagrante manifestación de Delirio Anerístico, no solamente con la intención de castigar sino de enseñar y divertir al mismo tiempo (o también hacer que se pongan furiosos). Los mejores Jakes son aquellos que involucran a muchos Discordianos, todos conspirando para contactar al sujeto en cuestión el Día del Jake – un excelente ejemplo del acuerdo Discordiano, aunque suene paradójico”



Y la otra ‘víctima’ del AUM mencionada en el fragmento de esta semana es Clem Cotex, un comerciante de Little Rock, Arkansas, que ingiere la droga en la convención de los KCUF. Luego de ese incidente culminó sus estudios universitarios y escribió un libro que dedicó a ‘James Mallison’ (Joe Malik): Ciencia Ortodoxa: La Nueva Religión. Este título me suena bastante parecido al de un libro que Wilson escribió una década más tarde, The New Inquisition: Irrational Rationalism and Citadel of Science (La Nueva Inquisición: Racionalismo Irracional y el Fortín de la Ciencia). En éste, Wilson arremete – precisamente – contra la ‘ciencia ortodoxa’ y contra la forma en que esta censuró y acalló teorías que no cuadraban a la perfección en el canon científico tradicional, como en el caso de Wilhelm Reich, que el autor usa de ejemplo recurrente. 



Desde el foro de lectura, Martín Agharta Díaz nos mandó su opinión sobre la lectura de esta semana: 

El pasaje donde el juez Bushman ingiere el AUM siempre me resultó muy significativo, además de divertido (ver arriba cita de página 293). Mientras leía por primera vez la trilogía, estaba justo con Todos Sobre Zanzíbar (1969) de John Brunner (reseña aquí), en dónde encontré un paralelismo de la “desprogramación” causada por el efecto de la ingesta de substancias, en éste caso en la figura de un obispo dando su sermón, a quien le aplicaron con una brocha en la barandilla del pulpito una mezcla de vesicante y alucinógenos, cito (disculpas la extensión de la cita, resumí lo más posible):

“Predicción: cuando el obispo cierre las manos, como hace invariablemente, sobre la barandilla del pulpito…

Verdad:

—La lectura que comento hoy está tomada del Libro de la Revelación de San Juan el Divino, capítulo decimoséptimo, verso primero. ¡Ejem!:

«Yo te mostraré el juicio de la gran prostituta que cubría muchas aguas».

»Bien, no me cabe duda de que algunos de vosotros… (¡huy! ¿Qué, en el nombre de…?)… os habréis quedado un poco sorprendidos (¿por qué me pueden escocer así las manos?) por mi elección de este texto… completamente deliberada, os lo aseguro (quizá se me pase si intento ignorarlo)… con el fin de dramatizar de la forma más violenta posible una verdad que algunas personas, que se declaran cristianas como nosotros, se niegan a ver (¡quema como el fuego del infierno!).

»Y puesto que el Hombre tiene una chispa de divinidad en su naturaleza, los fundadores de nuestra Iglesia no temieron utilizar parábolas humanas, uno podría decir casi crudamente humanas, en sus enseñanzas. (..)

Afortunadamente hemos llegado a reconocer algunos aspectos implícitos en la responsabilidad que hemos recibido al ser creados en cuerpos materiales y, entre estos, se encuentra la aceptación del hecho de que la elección del símbolo del matrimonio entre nuestro Señor y su Novia la Iglesia no fuera un accidente… de que, resumiendo, la unión entre el hombre y la mujer es una expresión del amor, una expresión del amor, en otras palabras… ah… una expresión del amor. (¡Espero que no se den cuenta si me apoyo en la columna de detrás!). (..)

»Naturalmente, cada vez es más y más difícil encontrar prostitutas en estos tiempos. Cuando yo era joven, había algunos entre mis compañeros que… ah… recurrían a tales personas, y yo pensaba que eran dignos de compasión porque evidentemente no habían llegado a un acuerdo con la facultad inherente, como se podría decir, de expresar el afecto que va implícito en el acto que no tiene por objeto solo la perpetuación de nuestra especie, sino también la donación de placer por una persona a otra u otras.

»Cuando digo “otras” me refiero, naturalmente, al lamentable hecho de que nosotros, los seres humanos, somos infinitamente menos que perfectos y, en cierto sentido, la realización completa de esta facultad enviada por el cielo de satisfacer a la compañera o al compañero de toda la vida es, como cualquier otra actividad humana, algo que requiere experimentación y práctica antes de llegar a la habilidad máxima y, así y por ello, vemos que hay personas que se casan y después sienten sinceramente haber elegido esta pareja en particular a quien, al fin y al cabo, no estamos adaptados y de quien nos separamos con dolor porque…

»Muchísima gente no se percata de esto, como muy bien sabéis. Quiero decir que, desde el mismo momento del gran cisma de finales del siglo XX, asistimos al espectáculo nauseabundo de algunos fanáticos atemorizados allá en Madrid bombardeando a quienes se supone que son sus hermanos católicos con una serie de bulas y encíclicas y todo eso… no solo porque la Iglesia Romana haya percibido la verdad fundamental de que el hacer el amor es algo más que fabricar una serie de niños a los que poder salpicar con un poco de agua bendita y enviar al cielo para que sigan sonando las aleluyas y reconocido la necesidad de las píldoras anticonceptivas. Pero he aquí a este Papa Eglantine aferrándose a eso de que no se debe interferir con las normas divinas y dar a los otros hijos una oportunidad de crecer cómodamente para que puedan llegar a ser seres humanos adultos y equilibrados; oh, no,  uno nunca debe disfrutar con nadie a menos que sea para procrear como si no fuéramos ya bastantes por aquí tropezando mutuamente en los talones de los demás y metiéndonos por medio constantemente y quitándonos prácticamente el pan de la boca porque somos tan ávidos y egoístas y.. Dios, es como para que uno quiera volverse musulmán, lo es de verdad, porque prometen una serie de huríes permanentemente vírgenes cuando mueres y qué son las píldoras anticonceptivas sino una contrapartida de aquí y ahora de ese estar fastidiado cuando la mujer de uno queda embarazada y yacer solo noche tras noche incapaz de dormir por las ganas y ya sabéis que literalmente llega a ser un dolor al cabo de un tiempo y todos esos idiotas de mierda como San Agustín que de jóvenes se divirtieron con las mujeres de la calle y después cambiaron de chaqueta y lo prohibieron para todos los demás creo que tenía la sífilis y se le metió en el líquido espinal y le dejó inútil y si no fuera por el hecho de que probablemente sea impotente todo el mundo creería que le habría pasado lo mismo al Papa Eglantine y a su panda de Católicos Tradicionales. ¿Por qué no me callo y dejo de enchufaros tonterías en las orejas cuando lo que deberíais estar enchufando es otro órgano completamente distinto?”



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Y por último, una mención especial a un personaje muy interesante: el Dr. Horace Naismith, presidente de Pueblada Unida de Trabajadores Anticomunistas (P.U.T.A.), que también dirigía la Congregación Heroica Urbana Contra el Humanismo Antipatriótico (C.H.U.C.H.A.), el Movimiento Anti-feminista de Chauvinistas Organizados (M.A.C.H.O.), la Sociedad John Dillinger Murió por Ti, los Veteranos de la Revolución Sexual y la Fundación del Coloso de Yorba Linda; Horace Naismith “tristemente estaba metido en todo aquello sólo por el dinero y no tenía tiempo para quejas insignificantes”. Naismith es un bribón, un trickster, pero a diferencia de los otros tricksters de Illuminatus – como Hagbard y Markoff Chaney –, el objetivo de Naismith es llano y simple: recaudar dinero. En esto se parece bastante a Carmel o a la Mafia, aunque él no utiliza ningún método violento para desplumar a sus víctimas, usa solamente su ingenio y su talento natural para engatusar a la gente, fundando compulsivamente ONGs para colectar plata... ¡y es todo un genio eligiendo los nombres de los grupos que funda!

La foto es meramente ilustrativa; siempre me imaginé a Naismith como a este personaje interpretado por Sam Elliott en The Big Lebowski, no sé por qué jaja

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5s, 17s, y 23s: “El biciclo y el triciclo. 23 skidoo. Dentro del pentágono” (pág. 287); “A cinco kilómetros de la estancia de Drake” (pág. 288); “La quinta semana Canvera dio un nuevo giro (...) Luego se dio cuenta de que 3125 era cinco elevado a la quinta potencia” (pág. 296); “Esta nueva teoría de Universo Pentaédrico”, “1472” 14+7+2=23 o 1+4+7+2=14, 1+4=5 (pág. 297)

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The Golden Vanity por Bear McCreary

“Cantaban La Vanidad Dorada sobre Raleigh” (página 287)






2 comentarios:

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