jueves, 4 de agosto de 2016

LECTURA DE ILLUMINATUS: SEMANA 34

Lectura de Illuminatus semana 34

Por Mazzu

Trilogía Illuminatus

(Desde la página 375 a la 385)




00005 reaparece en el ‘mundo cotidiano’ pero en Ingolstadt, en la noche de Walpurgis; a bordo del Leif Erikson, George Dorn, Stella Maris, y Harry Coin hablan sobre la historia de Hagbard Celine y leen un fragmento de su libro Nunca Chifles Mientras Estás Meando...

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00005 es enviado nuevamente el “mundo de Maya” por el Dealy Lama; en medio del trip de vuelta a ‘la realidad’, el agente de la Corona oye una charla en alemán entre dos Illuminati del pasado: Johann Wolfgang von Goethe y Adam Weishaupt; el breve diálogo – una chanza de los autores – podría traducirse así:

Weishaupt: “¿Jugamos al Strip Schnipp-Schnapp?”
Goethe: “¿Strip Schnipp-Schnapp? ¿Esa es tu alta hechicería?”.
Weishaupt: “Sí, sí; el fin justifica los medios”.

En alemán, Schnipp-Schnapp aparece tanto como un juego de cartas (por lo tanto el Strip Schnipp-Schnapp sería algo parecido al Strip Póker), como también el juego infantil del adivinador de papel, o come cocos de papel – por ende supongo que en el “Strip Come Cocos” los jugadores se van quitando la ropa por turnos dependiendo de la “respuesta” del adivinador de papel.

Strip Poker


00005 reaparece en Alemania, más precisamente en el cementerio de Ingolstadt donde un momento antes los cuatro Illuminati Primi habían tenido una reunión (ver página 332) y se “alejan hacia el crepúsculo”. “Ingolstadt siempre me recuerda al escenario de alguna maldita película de Frankenstein” dice Chips; sobre la relación entre Frankenstein, Ingolstadt y los Illuminati ya hemos hablado en la entrada de la semana 19. Luego se dice a sí mismo que aquella misión que había comenzado en Fernando Poo iba a ser la más unheimlich de todas. Esta palabra alemana es sinónimo de “siniestro”, “ominoso”, “inquietante”, aunque la traducción más aproximada a lo literal en español sería “inhóspito”. Esto parece una referencia al breve ensayo de Sigmund Freud Das Unheimliche (1919), donde analiza el sentimiento de lo ominoso – entre otras cosas – en relación a los relatos de terror. Aquí saltamos de un horror lovecraftiano a una referencia (posiblemente) freudiana; saliéndonos un poco del tema que nos ocupa, esta extraña conexión Lovecraft/Freud me trae a la memoria que esta misma relación fue señalada unos años después de la publicación de Illuminatus por Stanley Kubrick en The Shining (1980). En una de las pocas entrevistas que Kubrick dio luego del estreno de la película, el director mencionó que – además del libro homónimo de Stephen King en el cual se basa el film – se había inspirado en dos libros (o mejor dicho, dos ensayos): el ya mencionado Lo Siniestro de Freud, y El Horror Sobrenatural en la Literatura (Supernatural Horror in Literature) de H.P. Lovecraft (1927). En dicha entrevista de 1980 con el escritor y cineasta español Vicente Molina Foix, Kubrick dice:

En su ensayo sobre lo siniestro Freud escribió que el sentido de lo siniestro es la única emoción que se expresa con más contundencia en el arte que en la vida, una afirmación que para mí fue muy reveladora; no me ayudó a escribir el guión, pero creo que es una percepción del género muy interesante. Y leí un trabajo del gran maestro H.P. Lovecraft en el que decía que nunca debes intentar explicar lo que ocurre mientras estimule la imaginación de la gente y su sensación de extrañeza, ansiedad y miedo.



Luego 00005 se da cuenta de algo que lo inquieta profundamente (siempre en la página 375):

Aquel maldito Lama, o San Sapo, o alguien, me había robado casi un mes de mi vida. Entré a lo de San Sapo después de la medianoche del 31 de Marzo (o sea, 1 de Abril), y ahora era 30 de Abril o 1 de Mayo. Walpurgisnacht. La fecha en la que salen todos los fantasmas teutones. Y en Londres probablemente ya me consideraran muerto. Y si llamara intentado explicarles lo que me había sucedido, el viejo W se convencería de que estoy totalmente tocado, para el psiquiátrico.

Además de la significativa fecha (Walpurgisnacht), esto me llamó la atención porque me pareció bastante similar al fenómeno del “tiempo perdido” (missing time) que alegan experimentar muchas víctimas de supuestas abducciones extraterrestres, aunque generalmente reportan una amnesia de una o dos horas, y ¡00005 ‘perdió’ todo un mes!; aunque las personas con esquizofrenia (y 00005 tal vez es una de ellas, según la hipótesis de la que hablamos en la Semana 11) “tienen severas dificultades recuperando asociaciones dentro de un contexto, y esto crea una pérdida dememoria generalizada que convierte el día a día en un desafío”... todo puede ser.

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Cabalísticamente estamos en la esfera dominada por Mercurio, es decir Hermes. Hermes, hijo de Zeus y de la ninfa Maya (la mayor de las siete Pléyades), a los pocos minutos de nacer, creció hasta el tamaño de un niño de cuatro años y poco después robó un rebaño de bueyes que era de Apolo. Una vez descubierto, Apolo lo lleva ante el consejo de dioses del Olimpo, donde el pequeño dios demuestra su intrínseco carácter de trickster, según cuenta Robert Graves en Dioses y Héroes de la Antigua Grecia:

Zeus frunció el ceño y preguntó:
— ¿Quién eres, pequeño?
—Tu hijo Hermes, padre —contestó—. Nací ayer.
—Entonces, seguro que eres inocente de este crimen.
—Robó mis bueyes —añadió Apolo.
—Ayer yo era demasiado joven para distinguir entre el bien y el mal —explicó Hermes—. Hoy ya los distingo y te pido perdón. Puedes quedarte con el resto de los bueyes, si es que son tuyos. Maté sólo a dos y los corté en doce partes iguales, para ofrecerlas en sacrificio a los doce dioses.
—¿Doce dioses? ¿Quién es el duodécimo? —preguntó Apolo.
—Yo mismo —dijo Hermes, haciendo una educada reverencia.
Hermes y Apolo regresaron juntos a la cueva; allí, Hermes cogió la lira hecha con el caparazón de tortuga que estaba bajo las pieles de su canastilla y la tocó tan maravillosamente que Apolo exclamó:
—Suelta ese instrumento. ¡El dios de la música soy yo!
—Lo haré, si puedo quedarme con tus bueyes —contestó Hermes.
Se dieron entonces la mano para sellar el pacto, el primero que nunca se haya hecho, y volvieron al Olimpo, donde explicaron a Zeus que el problema ya estaba resuelto.
Zeus sentó a Hermes en sus rodillas.
—Hijo mío, en el futuro debes tener cuidado de no robar y no contar mentiras. Pareces un chico listo. Has solucionado tu pleito con Apolo muy bien.
—Entonces, nómbrame heraldo tuyo, padre —pidió Hermes—. Te prometo que nunca más diré mentiras, aunque a veces pueda ser mejor no decir toda la verdad.

Luego Zeus lo designó como su heraldo personal y mensajero de los dioses, nombrándolo también dios de los caminos y los viajeros, del comercio, y de la magia. Además de las letras del alfabeto (donde recibió ayuda de las tres parcas), Hermes también inventó las matemáticas, la astronomía, las escalas musicales, los pesos y las medidas, el arte del boxeo y la gimnasia.



El carácter embaucador y tramposo de Hagbard Celine nos recuerda mucho al carácter trickster del propio Hermes en su niñez; Hagbard se deshace de todo su dinero y en la página 381 leemos que “tenía una sola razón para haber regalado todos sus ahorros: demostrarse a sí mismo que lo que quería hacer podía realizarse comenzando desde cero” es decir, como un recién nacido, sin ninguna posesión; Hermes, sin otra cosa que su propio ingenio, a poco de nacer logró convencer a Apolo de que le diera todo su rebaño de bueyes a cambio de una lira; Hagbard, sin otra cosa que su inteligencia, consigue un enorme submarino nuclear; el fragmento que se reproduce de Nunca Chifles Mientras Estás Meando, escrito por Celine, hace énfasis en el Logograma y el Biograma, siendo Logos=Palabra Gramma=escrito, letras, y Hermes – según el mito – era el inventor del alfabeto.

En una de las primeras entradas, la de la segunda semana de lectura, decíamos que “varios personajes principales parecen tener un reflejo qlifótico en otros personajes, así como los séfirot del Árbol de la Vida tienen sus reflejos negativos en los qlifot del Árbol de la Muerte. El concepto jasídico respecto a la creación cabalística es que las diez Sefirot fueron creadas cada una con una Qlifá (singular de Qlifot) encapsulada, un concepto muy similar al del Yin-Yang taoísta y – obviamente – al Hodge-Podge discordiano (Mezco-Lanza), en el sentido de que las fuerzas contrarias contienen una semilla de su antípoda y que se equilibran. (...) Un buen ejemplo son Simon Moon y George Dorn. La primera vez que leí Illuminatus solía confundirlos. Ambos son jóvenes pelilargos/hippies, ambos tienen ideas extrañas, pero donde Simon parece tener ideas abiertas aunque delirantes, George parece tener ideas cerradas y rígidas; Simon parece ser optimista y siempre busca soluciones, pero George es pesimista y tiene ataques de pánico, etc”.

Anteriormente, vimos que Simon se percató que estaba teniendo una “filtración mental” o una “gotera psíquica” que, atravesando las limitaciones espaciotemporales, lo conectaba con su reflejo qlifótico, George Dorn (página 127): “yo estaba desarrollando esta nueva noción sobre la valencia total del escenario permanente. Esto significaría que yo debería irme cuando George llegara, o por decir, Marilyn Monroe tuvo que tomar las píldoras y Jayne Mansfield tuvo que sufrir el accidente automovilístico para dejar espacio a las vibraciones de Raquel Welch”. Y en el fragmento de esta semana vemos que George capta una escena salida directamente de la experiencia y la línea espaciotemporal de Simon Moon (pág. 381):

Una viejecita de Chicago entró al cuarto de George llevando una urna que decía: Madres Contra la Fimosis. Le dio unas monedas, y ella agradeció y se fue. Cuando la puerta se cerró, George se preguntó si aquello había sido una alucinación o la mujer había caído en una curva espaciotemporal y había aparecido en el Lief Erikson

Vemos que esta aparición espectral es una filtración psíquica captada “ahora” (en 1975) por George proveniente del pasado – 1968 – cuando Simon, desde Chicago, le escribía una carta a Joe Malik contándole sobre el fenómeno del 23 y era constantemente interrumpido por señoras que buscaban colectas solidarias al estilo “Madres Contra la Polio, Madres Contra la Psoriasis” etc. (ver pág. 189).

Luego vemos la veta trickster o mercurial de Hagbard en acción cuando usa su “magia” (una forma de hipnotismo mediante la disonancia cognitiva) para confundir los logogramas de los dos agentes de narcóticos, Galley y Eichmann. En ese pasaje (pág. 381/382) se pone de manifiesto el carácter de Celine bien enmarcado en la séfira Hod, que “representa las cualidades superiores de la mente, como la razón y la lógica, pero igualmente simboliza la intuición y la perspicacia”, como decíamos en la entrada anterior.

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En la entrada anterior hablábamos sobre el cuento que el Dealy Lama le relató a 00005 de la Manzana Dorada de Eris: la historia de la humanidad vista como una rueda cíclica de tragicomedias de las cuales no podemos escapar debido a la naturaleza binaria de nuestro razonamiento de si/no, bien/mal, blanco/negro, cuerpo/espíritu, cerebro/corazón, etc. Decíamos que dicha dinámica binaria era muy similar a la que describe Freud entre el Superego y el Id o el Ello; en el fragmento de esta semana, Stella Maris les lee a George y a Harry Coin un jugoso pasaje de Nunca Chifles Mientras Estás Meando donde justamente se hace la misma comparación freudiana, y Hagbard les da los nombres de logograma y biograma. Desde la página 379:

Todo ciudadano de toda sociedad autoritaria posee una especie de “radio” en el cerebro. Dicha radio es esa vocecita que, cada vez que se forma un deseo, pregunta “¿Es seguro? ¿Será aprobado por mi esposa (esposo/jefe/iglesia/comunidad)? ¿Se burlará la gente de mí? ¿Me arrestará la policía?”. Los freudianos la llaman “superego”, y Freud mismo lo caracterizó como “el amo severo del ego”. A través de un estudio más funcional, Peris, Hefferline y Goodman describieron este proceso como “un conjunto de hábitos verbales condicionados” en Terapia Gestalt.

Dicho conjunto, relativamente uniforme en cualquier sociedad autoritaria, determina las acciones que ocurrirán y las que no. Consideremos a la humanidad como un biograma (el patrón básico de ADN del organismo humano y sus potenciales) unido a un logograma (aquel conjunto de “hábitos verbales condicionados”). El biograma no ha cambiado después de cientos de miles de años; el logograma es diferente en cada sociedad. Cuando el logograma refuerza al biograma, tenemos una sociedad libertaria, de las cuales aún pueden encontrarse varios ejemplos entre tribus nativas americanas. Análogamente al confucionismo antes de volverse autoritario y rígido, la ética de los nativos americanos está basada en hablar y actuar desde el corazón - es decir - desde el biograma.

Ninguna sociedad autoritaria puede tolerar esto. Toda autoridad está basada en el condicionamiento de los individuos a actuar de acuerdo al logograma creado por los que ejercen el poder.

Los logogramas autoritarios dividen a la sociedad y a los individuos en fracciones alienadas. Los que están en la base, sufren de lo que llamo la carga de la nesciencia. La actividad sensorial natural del biograma - lo que la persona ve, oye, huele, saborea, siente, y, sobre todo, lo que el organismo como conjunto o como conjunto potencial desea - es siempre irrelevante e inmaterial. El logograma autoritario es el que determina qué es relevante y material, y no el campo de experiencias sensoriales. Esto es tan cierto para un publicista bien pago, como para un obrero de una fábrica. La persona actúa, pero no guiada por la experiencia personal y las evaluaciones de su sistema nervioso, si no por las órdenes de arriba. La experiencia y el juicio personal se tornan no operativos, por lo tanto, menos “reales”. Existen, si es así, solamente en esa tierra fantástica que Freud llamó el Inconsciente. Como nadie ha demostrado la existencia del Inconsciente freudiano, puede ponerse en duda la existencia de la experiencia y el juicio personal; creer en ellos es un acto de fe. El organismo se ha transformado, como dijo Marx, en “una herramienta, una máquina, un robot”.

Sin embargo, los que están en la cima de la pirámide autoritaria, sufren de una igual y opuesta carga de omnisciencia. Todo lo que está prohibido para las clases serviles - la red de percepción, evaluación y participación del universo sensorial - es exigido a la clase dominante. Deben ver, escuchar, oler, saborear, sentir y tomar decisiones por todo el conjunto social.

La gente deduce que a un hombre armado solamente se le dicen cosas que no provocarán su furia. Pero como toda autoridad y gobierno está basado en la fuerza, la clase dominante, con su carga de omnisciencia, enfrenta a la clase servil, con su carga de nesciencia, como un conductor en una carretera enfrenta a su víctima. La comunicación solamente es posible entre iguales. La clase dominante nunca extrae la información suficiente de la clase servil como para saber qué es lo que ocurre realmente en el mundo donde transcurre la verdadera producción de la sociedad. Además, el logograma de las sociedades autoritarias permanece prácticamente inflexible mientras que el resto del universo cambia constantemente. El resultado solamente puede ser una desorientación progresiva de los gobernantes. El final es la debacle.

La esquizofrenia del autoritarismo existe tanto a nivel individual como a nivel social.

Yo lo llamo la ley de la SNEBJ (Situación Normal: Estamos Bien Jodidos).

Ahora bien: la semana pasada decíamos que el objetivo del discordianismo y de la obra de RAW era, tal vez, romper con el condicionamiento binario y sus dogmatismos, pero aquí los autores parecen explicarnos el comportamiento sociopolítico de los seres humanos mediante otro conjunto irremisiblemente binario (logograma/biograma). Entonces, ¿en qué quedamos? Son los propios RAW y Shea los que nos responden, mediante la voz de Hagbard, que hay otro elemento en el conjunto (pág. 382):

“Cuando estás en ése lugar que parece la cima de una montaña,” dijo George, “no estás siguiendo el biograma ni el logograma, ¿No? ¿Qué carajo es, entonces?”.

“Un antigrama” explicó Hagbard, todavía solícito.

Este Antigrama como “camino del medio” me lleva a otra cosa del texto que nos ocupa: Stella sigue relatando la historia de Hagbard – o al menos la historia que Hagbard le contó a ella – y comenta que para realizar su “Demostración” (es decir: demostrar que el gobierno es una alucinación en la mente de los gobernantes o una profecía auto cumplida) su balance bancario debía ser exactamente de $ 0.00 y que “todo su equipamiento, incluyendo dinero y personal, debía llegarle a través del intercambio honesto o por asociación voluntaria” (pág. 385); en consecuencia Hagbard quemó sus documentos de ciudadanía estadounidense, sus papeles de servicio en el ejército, y regaló todo su dinero. Si bien esta es una forma de llevar a la práctica las ideas anarquistas de Celine, también nos recuerda mucho a la ‘Gran Renuncia’ del Buda Siddhārtha Gautama, quien luego del incidente de los “cuatro encuentros” (un viejo, un enfermo, un cadáver, y un asceta) rechazó su jerarquía real, su palacio y sus riquezas para así llevar una vida mendicante, para luego descubrir el “camino del medio” (el antigrama, si seguimos la lógica celiniana) entre el ascetismo extremo (el logograma, el superego) y la indulgencia extrema (el biograma, el ello).



Asimismo, luego vemos una “demostración práctica”: en una línea temporal previa, Hagbard pone a Harry Coin en un predicamento tal, similar a los koans del zen, que Harry no puede elegir entre sí y no, sólo puede no-hacer, es decir, alcanzar el antigrama, el camino medio. Este “problema” es parecido – en cierta medida – al koan del ganso en la botella que analizamos en una entrada anterior: no tiene solución, ya que no es un acertijo; la única manera de ‘resolverlo’ es saliéndose de las pautas establecidas del pensamiento binario, a lo cual Harry Coin accede luego de agotar sus posibilidades mientras Celine le apunta con un arma: “por primera vez en su vida, Harry Coin conoció la paz mientras se relajaba para morir” (pág. 384). Si bien el violento método celiniano tiene poco que ver con el budismo ortodoxo – se asemeja un poco más a ciertas formas de budismo zen y a aquella historia de “la ternura de la abuela” – creo que los autores delinearon una filosofía subyacente bastante similar. Coin deja de aferrarse a sus procesos mentales habituales y encuentra la paz, y este es un concepto clave en el budismo. En El Budismo: Introducción a su Historia y Enseñanzas, el autor Donald S. López comenta:

El sello distintivo del pensamiento budista es la doctrina de la ausencia de individualidad. (...) Dicha doctrina sostiene que una individualidad permanente, indivisible y autónoma es una ilusión, y que la creencia en esa individualidad es precisamente la causa de todos los sufrimientos. (...) El budismo sostiene que los cinco skandhas (los cinco “agregados”; los constituyentes físicos y mentales del individuo: la forma, la sensación, el discernimiento, los factores condicionantes, y la consciencia) constituyen la lista de componentes de lo que nosotros llamamos la “persona”. Es especialmente significativo el hecho que cada uno de los agregados y todas sus subcategorías sean temporales, ninguno perdura más que un instante. Así pues, no vale la pena aferrarse a nada. Uno puede buscar minuciosamente entre todos los agregados y no podrá encontrar nada que no se desintegre al instante siguiente en que aparezca. La conclusión más importante que de ello se deriva es que no existe ninguna individualidad entre los agregados. De hecho, el cuerpo y la mente funcionan perfectamente sin un actor de los actos ni un pensador de los pensamientos. Lo que llamamos la persona es solo un proceso, una cadena de causas y efectos, movido por el motor del karma. Percibir una individualidad en medio de este proceso, sostener la existencia de un poseedor cuyas posesiones se extienden al cuerpo y la mente y, luego, al exterior en el mundo, movido por el deseo y protegido por el odio, solo conlleva a forjar más eslabones en la cadena del renacimiento. Para poner fin al sufrimiento es necesario percibir una ausencia, ver que la individualidad, que parecía tan real en un primer momento, nunca ha existido.

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Al comienzo mencionamos la entrada de la semana 2, y eso me trajo a la memoria algo sobre lo cual hablábamos en dicho fragmento que tiene resonancia con el pasaje de esta semana; allí decíamos que varias de las características de los personajes van mutando a medida que la novela avanza, de la misma manera que en el I Ching un trazo yin mutable (6) o yang mutable (9) de determinado hexagrama muta para brindar un hexagrama complementario. Justamente, en la página 376 leemos:

“Oh, (Hagbard) nos mató” dijo Harry (...) “Lo que él hace es peor que la pena capital. No soy el mismo hombre que era antes. Es bastante malo, hasta que lo superas”.

“Ya lo sé” dijo George sonriendo. “Lo he vivido en carne propia”

Tal vez George y Harry son dos de los ejemplos más claros de esta mutación, transformación o evolución; George comienza su aventura como un personaje miedoso, culposo y un tanto masoquista, pero luego de una serie de iniciaciones a las que es sometido por Hagbard, supera sus inhibiciones y tiene “la Gran Duda”. Otros personajes atraviesan transformaciones similares: Harry Coin, Joe Malik, Saul Goodman, etc.; esta semejanza de las mutaciones de los personajes con las mutaciones de los hexagramas del I Ching – además de ser una característica genial y única de Illuminatus – quizá no sea casual, y más adelante se nos devela su conexión con FUCKUP.



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Un par de notas más sobre el fragmento de esta semana:

Los autores vuelven nuevamente sobre el tema de la disonancia cognitiva de la que hemos hablado en entradas anteriores (ver Semana 8, Semana 15, Semana 25) y que parece ser un recurso significante a lo largo de toda la novela: al comienzo de Illuminatus vimos más de una docena de teorías sobre el origen de los Illuminati y sobre su propósito; lo mismo pasa con los Discordianos; otro tanto con la Atlántida, etc. En el fragmento de esta semana vemos versiones enfrentadas o disonantes a las versiones previas que conocíamos sobre la historia de Hagbard y los indios, sobre los asesinatos de Harry, y sobre la violación de George. Creo que no es casual que junto a estas versiones disonantes, los autores cuenten la historia del reclutamiento de Galley y Eichmann, dado el método que Hagbard utiliza para ‘desarmarlos’: provocarles un cortocircuito en el logograma (el condicionamiento social) mediante, justamente, la disonancia cognitiva. De Wikipedia:

El concepto fue formulado por primera vez en 1957 por el psicólogo estadounidense Leon Festinger en su obra A theory of cognitive dissonance. La teoría de Festinger plantea que al producirse esa incongruencia o disonancia de manera muy apreciable, la persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna.

La manera en que se produce la reducción de la disonancia puede tomar distintos caminos o formas. Una muy notable es un cambio de actitud o de ideas ante la realidad.

John Voight en El Hotel Claridge, en Midnight Cowboy


El Hotel Claridge calle 44 en New York donde Galley y Eichmann intentan arrestar a Hagbard es el mismo hotel donde se registra Joe Buck (John Voight) al comienzo de Midnight Cowboy.

Otro pasaje gracioso que nos revela el carácter bribón de Hagbard está en la página 380:

Ese otoño Hagbard se instaló en Roma. Trabajó como guía turístico, y se divertía combinando la historia romana auténtica con la de Cecil B. DeMille (los turistas jamás se dieron cuenta)

Cecil B. DeMille fue un director y productor de Hollywood famoso por realizar películas extravagantes, épicas y grandilocuentes como Los Diez Mandamientos (1956, con Charlton Heston como Moisés) y Sansón y Dalila (1949, con Hedy Lamarr y Victor Mature)

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5s y 23s: “Veintitrés años, exactamente” (pág. 375); “desde entonces realmente había asesinado a cinco hombres” (pág. 376); “Eso fue hace mucho tiempo, en los 50s, creo” (pág. 377)











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